11. Tú lloras, aunque no deberías llorar, y, a pesar de ello, tus palabras son sabias. (...)
13. Así como el alma pasa a través de la infancia, la juventud y la vejez, así pasa también por los cambios del cuerpo, y esta doctrina no podría turbar al hombre que encuentra en sí la paz.
14. ¡Oh, Bharata, hijo de Kunti!, soporta los estados corpóreos que producen el frío y el calor, el placer y el dolor, cosas todas perecederas.
18. Los cuerpos limitados tienen fin, pero quien es dueño y señor del cuerpo es infinito, sin límites, eterno, indestructible. Por lo tanto, lucha, ¡oh, Bharata!
19. (...) El alma ni mata ni es muerta.
26-27. No te aflijas, poderoso guerrero, aunque creas que el Yo está sujeto al nacimiento y a la muerte, pues en verdad la muerte sólo acaece al que ha nacido, y el nacimiento al que ha muerto; por ello, que es inevitable, no deberías afligirte.
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